Es natural porque la madera, la materia prima con la que se fabrica el papel, procede del árbol. Y es renovable porque el árbol se regenera, vuelve a crecer, y se vuelve a plantar.
Además, el papel usado se recoge y se recicla masivamente: se envía otra vez a la fábrica papelera para convertirlo en papel nuevo. Y si algún producto papelero no entrase en el circuito de reciclaje, por su carácter biodegradable se volvería a integrar en la naturaleza de la que procede en un breve lapso de tiempo.
Hay un papel para cada necesidad: más de 500 tipos de papeles. A lo largo del día utilizamos constantemente el papel para comunicarnos, para crear arte y cultura y disfrutar de ellas, para estudiar, para cubrir necesidades higiénicas y sanitarias, para distribuir, almacenar y transportar todo tipo de mercancías…
Los consumidores valoran mucho el papel por sus ventajas medioambientales y por su utilidad. Según una encuesta de SigmaDos, el nivel de satisfacción del consumidor español con los productos papeleros es de 7,7 sobre 10.