IMPACTO SOCIOECONÓMICO DE CADENA DE VALOR DE LA CELULOSA, EL PAPEL Y EL CARTÓN

La cadena de valor de la celulosa, papel y cartón contribuye de forma significativa a la economía española en términos de creación de empleo, aportación al PIB y recaudación fiscal, así como a nivel social y medioambiental.

Descripción de la Cadena de Valor

La cadena se inicia con el sector de la selvicultura dedicado a la gestión forestal sostenible de las plantaciones o masas forestales destinadas a la obtención de la materia prima. El siguiente paso se da en la industria de la celulosa y el papel, en la que la materia prima es tratada y, tras distintos procesados, se transforma en pasta de celulosa y, posteriormente, en distintos tipos de papel.

El producto generado puede ser comercializado hacia el cliente final o hacia el siguiente actor de la cadena, los fabricantes de productos papeleros. Este eslabón abarca las actividades enfocadas a la creación de una amplia variedad de artículos papeleros y de cartón adaptados a múltiples aplicaciones. Por ejemplo, el papel tisú, utilizado para la higiene o los envases de cartón estucado, incorporados en productos cotidianos de alimentación, farmacia, o productos de cosmética y perfumería. Por su parte, las etiquetas autoadhesivas desempeñan una importante función de información en bebidas, cosméticos o medicamentos. Asimismo, los envases de cartón ondulado se emplean para proteger las mercancías en los procesos de almacenaje, transporte, logística y exposición en el punto de venta, o las bolsas de papel, que cumplen con la función de transporte de artículos y mercancías a la vez que pueden servir como elemento clave en la imagen de marca de los comercios.

De nuevo, los productos resultantes pueden comercializarse directamente o ser incorporados en los siguientes eslabones de la cadena como el sector de la comunicación gráfica y la reproducción de soportes grabados. Este sector centra su actividad en la preimpresión, impresión y postimpresión (encuadernación y manipulado de papel y cartón), cumpliendo no solo una función técnica, sino aportando también una presentación visual e identitaria de los productos.

De igual forma, el sector de la edición de libros, periódicos y revistas agrega valor al contenido impreso, contribuyendo significativamente a la narrativa, el diseño y la presentación de los medios impresos.

En la última parte de la cadena se sitúa la gestión de residuos del papel y cartón, cuyas actividades aportan sostenibilidad ambiental y circularidad a los productos a través de la recogida y valorización de los residuos de papel y cartón para que puedan ser reintroducidos de nuevo en el ciclo productivo, regresando a las fábricas de pasta y papel.

 

Motor de empleo

Si se tienen en cuenta los datos de impacto agregado, la cadena de valor del papel emplea de forma directa e indirecta y por efecto inducido a cerca de medio millón de personas en España (más de 457.500) con puestos de trabajo estables. De esta forma, en el sector industrial, cerca de 2 de cada 10 empleos (19,4%) corresponden a la cadena de valor. Asimismo, representa un 2,3% del empleo total a nivel nacional.  

Cabe destacar además el impulso que supone la cadena de valor al desarrollo rural a través de la obtención de la propia materia prima, que permite la generación de empleo, el fomento de la economía local y la conservación del entorno natural. A ello se suma que la actividad de la cadena está distribuida en todo el territorio nacional, teniendo presencia en todas las comunidades autónomas.

Inversión en clave positiva

El conjunto de la industria la integran 27.357 empresas, con una facturación total de 36.087 millones de euros. Así, la recaudación fiscal de las actividades de los sectores de la celulosa, el papel y el cartón supone 3.792 millones de euros en términos de IRPF, IVA e Impuesto de Sociedades, el equivalente al 1,7% de la recaudación total en España.

En cuanto al retorno de la inversión, por cada millón de euros invertido se generan beneficios adicionales en la economía española. En concreto, esta inversión aporta 1,62 millones de euros al Producto Interior Bruto (PIB), 1,56 millones de euros en valor añadido y 0,26 millones de euros en recaudación fiscal. Además, cada millón de euros invertido contribuye a la creación de 31,4 empleos.

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